Corto Artículo que te enseña los entresijos de Oracion San Benito y lo que tienes que hacer hoy
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oracion san benito
Pídele al Señor, remedie nuestras pretensiones espirituales, y corporales. Pídele también por el avance de la santa Iglesia Católica; y porque mi alma no muera en pecado mortal, para que de esta forma confiado en Tu vigorosa intercesión, logre cualquier día en el cielo, cantar las eternas loas. Destierra de nuestra vida, de nuestra casa, las asechanzas del malvado espíritu.
16 Este prior cumpla con reverencia lo que le mande su abad, sin hacer nada contra la intención o predisposición del abad, 17 porque cuanto más alto está sobre los demás, tanto más solícitamente debe ver los preceptos de la Regla. 7 De aquí nacen envidias, riñas, detracciones, rivalidades, disensiones y desórdenes. 8 Mientras el abad y el prior tengan contrarios pareceres, necesariamente han de peligrar sus propias ánimas, 9 y sus subordinados, adulando cada uno de ellos a su propia parte, van a la perdición. diez La compromiso del mal que se sigue de este peligro, pesa sobre esos que fueron autores de este desorden.
De San Pedro, Benito
6 Tras éstas, díganse tres cánticos de los Profetas, los que determine el abad, los cuales se salmodiarán con «Alleluia». 7 Dígase el verso, dé el abad la bendición, y léanse otras cuatro lecturas del Nuevo Testamento en el orden correcto. Siéntense todos en bancos, y los hermanos lean por turno en el libro del atril, tres lecturas, entre las cuales cántense tres responsorios. 6 Dos responsorios díganse sin «Gloria», pero después de la tercera lectura, el que canta afirme «Gloria». 7 En el momento en que el cantor comienza a entonarlo, levántense todos en el instante de sus asientos en honor y reverencia de la Santa Trinidad.
De Julio, San Benito Abad, Patrón De Europa
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6 Y si alguien se atreve, quede sometido a la disciplina regular. 3 Los que vuelven de un viaje, el mismo día que vuelvan, al terminar la Obra de Dios, a todas las Horas canónicas, póstrense en el suelo del oratorio 4 y soliciten a todos su oración, para arreglar las faltas que quizás cometieron en el camino, viendo u oyendo algo malo, o teniendo conversaciones ociosas.
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4 Si alguien trata las cosas del monasterio con sordidez o abandono, sea corregido, y si no se enmienda, sométaselo a la disciplina de la Regla. 1 Si la red social es abundante, elíjanse hermanos que tengan buena popularidad y una vida santa, y sean nombrados decanos, 2 para que velen en todo con petición sobre sus decanías, según los mandamientos de Dios y los preceptos de su abad. 2 La primera es la de los cenobitas, o sea, la de esos que viven en un monasterio y que militan bajo una regla y un abad.
2 Aunque fueran sus progenitores los que le mandan algo, no se atreva a admitirlo sin antes haber informado al abad. 3 Y si este manda recibirlo, queda en la potestad del mismo abad el contar con a quién se lo ha de ofrecer. 4 Y no se ponga triste el hermano a quien se lo mandaron, no sea que dé ocasión al diablo. 5 Al que se atreva a obrar de otra forma, sométaselo a la disciplina regular. 2 A todos dése el honor que corresponde, pero sobre todo a los hermanos en la fe y a los peregrinos.
Sólo su amigo Román le hacía llegar un pedazo de pan para saciar su apetito. Comentan que allí se le apareció el Diablo en forma de mirlo para tentarlo; Benito lo separó de su lado con la señal de la cruz pero el animal ya lo había tentado; sólo consiguió dominar sus impulsos ayudado por la oración y la mortificación de su cuerpo, arrojándose contra una zarza. Estableció los principios de la hospitalidad que sus monjes tenían que ver con los peregrinos y necesitados. Los seguidores de la regla benedictina desarrollaron una intensa tarea de atención a los peregrinos durante todos y cada uno de los caminos de Santiago. Este breve retazo biográfico permite descubrir a grandes beatos y santas de la Historia que aún sirven de inspiración para todos los que quieren acercarse a su vida y su obra. «Los santurrones sorprenden, desinstalan, porque sus vidas nos invitan a salir de la mediocridad apacible y anestesiante» . de la comunión con Dios y sus hermanos, con la Palabra de Dios hecha vida.
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