El secreto sobre Oracion Al Espíritu Santo al descubierto
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oracion al espíritu santo
En el mes de abril de 1934 compuso una oración al Paráclito que le entregó, manuscrita, a Ricardo Fernández Vallespín, entonces directivo de la primera Residencia del Opus Dei. Espíritu Santo, ven y moderniza la faz de la tierra. colma de gracia las ánimas de quienes mismo has creado. Dales virtud y premio, dales muerte santa, dales eterno gozo .Amén. Oh Luz Santísima, llena de lo más andamio de los corazones de tus fieles. Ven, Espíritu Santo, envíanos desde el Cielo un rayo de tu luz. Ven, Espíritu Beato, y dame el don del Santurrón miedo de Dios.
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Beato
Es por medio de la vida de Jesús que Dios realiza este retorno de su espíritu. Los términos designados en las sagradas escrituras para referirse al espíritu, son palabras que describen el poder de Dios en su hacer, su espíritu santo. En los sagrados contenidos escritos, el espíritu beato se describe como el aliento o respiración de vida, la energía que sostiene la vida en los seres vivientes, tal como también tiene relación a los espíritus como los ángeles. Tú eres el Amor divino, el amor entrañable, el cariño que mantiene el hogar encendido en la Comunidad Trinitaria. Sé también el fuego ardiente en el corazón humano y mantén en mí la aptitud de amar, de compadecer, de entrenar la clemencia, de entrenar la piedad, que no se quede en un sentimiento sensible, sino que mi vida quede perjudicada frente a los que sufren necesidad. Ven, Padre de los pobres, ven, dador de los dones, ven, luz de los corazones.
Algunos apuntan que el substantivo para “espíritu” en el Nuevo Testamento es pneuma que es neutro y, en consecuencia, el espíritu es adecuadamente referido como “él”. Todas las expresiones de la vida de la iglesia – doctrina, trabajo, política, sacramentos, poder de desatar y atar, y oración – se comprenden como dotadas por el Espíritu. La esencia de la expresión del Espíritu Santurrón es la libre espontaneidad. El Espíritu sopla como el viento, “donde quiere”, pero donde sopla establece una regla firme en razón de su autoridad divina. Los profetas, sin embargo, fueron capaces de ver un problema. Al paso que el espíritu de Dios había creado un planeta bueno y especial, los humanos se habían rendido frente al mal y habían desatado el caos en mediante su injusticia.
Ven Espíritu Creador: Oración Al Espíritu Santurrón Que Rezaba Todos Los Días Juan Pablo Ii
oracion al espíritu santo
El don de Piedad suscita en nuestros corazones una filial afección por Dios como nuestro amorosísimo Padre. Nos inspira, por amor a Él, a amar y respetar a las personas y cosas a Él consagradas, así como esos que están envestidos con su autoridad, su Santísima Madre y los Santurrones, la Iglesia y su cabeza visible, nuestros padres y superiores, este país y sus gobernantes. Quien está lleno del don de Piedad no halla la práctica de la religión como deber pesado sino más bien como deleitante servicio. Oh, Señor Jesucristo, que antes de subir al cielo prometiste expedir al Espíritu Santo para completar tu obra en las ánimas de tus Apóstoles y discípulos, dígnate concederme exactamente el mismo Espíritu Beato a fin de que perfeccione en mi alma la obra de tu gracia y de tu amor. Márcame, amado Señor, con la señal de tus verdaderos discípulos y anímame en todas las cosas con tu Espíritu.
Por el don de Fortaleza el alma se fortalece ante el miedo natural y aguanta hasta el final el desempeño de una obligación. La fortaleza le da a la intención un impulso y energía que la desplaza a llevar a cabo, sin entrar en dudas, las tareas más duras, a combatir los riesgos, a estar sobre el respeto humano, y a aguantar sin quejarse el lento martirio de la tribulación aún de una vida. El que persevere hasta el fin, ese se salvará. Que ese amor sea el móvil de mi vida espiritual. Que lleno de unción, sepa educar y hacer comprender, por lo menos con mi ejemplo, la sublimidad de vuestra doctrina, la bondad de nuestros preceptos, la dulzura de vuestra caridad.
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Solo Dios es Dios, Él es el Creador del universo, y eres el sustentador de toda situación, soplo y aliento de vida. No permitas que se desvíe mi corazón y rinda culto a las criaturas. Para la gloria de Dios, bien de las ánimas y mi propia santificación. Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus leales y prende en ellos el fuego de tu Amor.
Ven, Oh Espíritu de Consejo, ayúdame y guíame en mis caminos a fin de que siempre y en todo momento realice tu Santa Intención. Inclina mi corazón a aquello que es bueno, apártame de todo cuanto es malo y dirígeme por el sendero recto de tus Mandamientos a la meta de la vida eterna que yo anhelo. El don de Consejo dota al alma de prudencia sobrehumano, permitiéndole evaluar con prontitud y correctamente qué debe hacer, singularmente en circunstancias difíciles.
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