La historia real de Monasterio De Santa Maria De Huerta al descubierto

monasterio de santa maria de huerta

Esta puerta se encontraba cuidada por un atrio, formado por tres espacios cubiertos con cúpulas de crucería y que alojaba dos arcosolios. A la derecha de la portalada todavía podemos ver el trazado apuntado de una bóveda. Estas están decoradas con arcos ciegos, dientes de sierra y baquetón.

En el centro están las estatuas de Don Rodrigo Jiménez de Rada y San Martín de Finojosa , los dos enterrados en la Iglesia. El monasterio de Santa María de Huerta se encontraba cubierto de una muralla que aislaba a los monjes del pueblo, al llegar todavía puedes observar parte de los gruesos muros originales y ocho de sus cubos almenados.

Visitando El Monasterio De Santa María De La Huerta

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Todavía se guarda una parte de la policromía con la que fueron decoradas en el siglo XVI. Las naves laterales están separadas de la primordial por cinco arcos, varios de los cuales son apuntados y otros de medio punto. Los pilares son cruciformes, que reciben la fuerza de los arcos formeros y fajones. Estos segundos, de perfil apuntado, descansan en grandes ménsulas escalonadas, similares a los que podemos encontrar en el monasterio de Santa María de Santes Creus.

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Las cocinas de los monasterios cistercienses no por su prosaica función son carentes de la monumentalidad propia de la orden. La de Huerta cumple con las peculiaridades habituales de los monasterios cistercienses españoles. Tiene planta cuadrada, con ventanales en los muros y bóvedas de crucería. En medio está la chimenea, con forma de templete abierto a los 4 lados mediante arcos ojivales. La Salón Capitular está muy alterada pero mantiene la entrada y los ventanales laterales si bien ambos cegados. Toda esta estructura es de estilo románico y es por supuesto previo al claustro.

• En el Claustro de los Caballeros están enterrados ciertos vizcondes de Narbonne; el primer conde de Medinaceli, Bernal de Béarn y Foix, y cuatro caballeros franceses.
• En 1930 un conjunto de frailes del monasterio cantabrio de Viaceli volvieron a ocupar el cenobio.

De nuevo, se aprecian similitudes con el rosetón del hastial norte de la catedral de Cuenca. La visita es libre, con la guía que se distribución al llegar al monasterio y 2 audiovisuales.

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El alero del tejado en esta región y en la del transepto está paseo por modillones de rollo. Fue fundado el cenobio por iniciativa de Alfonso VIII, y fue su cuarto abad, San Martín de Finojosa, el que inició la construcción del monasterio que respeta fielmente el estilo de la orden, románico-gótico-plateresco. La primitiva red social cisterciense se instaló en 1162 en un pobre edificio en la vega de Huerta y es en 1179 cuando el rey Alfonso VIII pone formalmente la primera piedra de la abadía. San Martín de Finojosa logró próximamente transformar este modesto albergue en un suntuoso edificio. Asimismo es magnífica la escalera que conduce al púlpito del lector y que está embebida en uno de los muros a través de arcos de cuarto de circunferencia sobre columnas exentas octogonales.

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Aquí los monjes poseían una granja y eligieron establecerse en ella definitivamente hacia 1162, dadas sus mejores condiciones de vida y auspiciada la nueva construcción por el rey Alfonso VIII. El piso superior fue construido en el siglo XVI y está compuesto por arcos carpaneles y adornado con motivos propios del renacimiento, como medallones y fundamentos heráldicos.

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