Lo que debes y decir sobre Oracion A San Luis Beltran

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Tras obtener la graduación de Bachiller en Teología en 1984, fue ordenado sacerdote el 20 de septiembre de 1985. Al final, el obispo ha reconocido que “donde esté, voy a llevar el nombre de esta Villa con mi oración y aprecio”.

Y en esto fray Luis, como en todo, daba ejemplo vivo de lo que predicaba a los otros. En 1574 el Capítulo dominicano de la provincia de Aragón nombró a fray Luis Bertrán predicador general, un título propio de la Orden de Predicadores. Como predicador popular recorrió toda la zona de Valencia, alargándose a la zona de Castellón y asimismo de Alicante.

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Según refiere el padre Antist, «él mismo le cortaba el pan y la comida. Daba también la bendición y las gracias y, en más de una ocasión, le sirvió de rodillas la bebida y aun le ponía los bocados en la boca. Acabada la cena, se estaba muchas veces el Patriarca con fray Luis comentando de cosas del espíritu en la ventana, porque el benigno padre agradaba en radical de mirar al cielo, que, en fin, era su casa». San Luis, al predicar, hacía continuas citas de la Sagrada Escritura, que conocía realmente bien, y como era muy estudioso, daba buen fundamento doctrinal a cuanto platicaba. «Tengo para mí -opinaba el padre Antist- que en toda esta provincia no hay religioso que tantos libros haya leído de cabo a cabo». Había reunido una biblioteca personal muy copiosa, como ha podido comprobarse a su muerte, cuando parte de sus libros se distribuyeron entre los religiosos, y otra parte se vendió en ochocientos sueldos, que se destinaron para la biblioteca común. Él, como profesor espiritual, «no era -sigue diciendo el padre Antist- de la condición de algunos profesores, que desean echar tanto por el camino de la devoción, que aborrecen el estudio, como si las letras repugnasen a la santidad, o tal y como si la ignorancia demasiada ayudara a la devoción.

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Comunmente hacía los caminos caminando, salvo que la llaga crónica, que desde su viaje a América le había dejado cojo, se pusiera peor y le demandara en ocasiones emplear alguna cabalgadura prestada. Su predicación, sencilla y sumamente vibrante, llegaba de forma directa a los corazones. Solía hacerla más gráfica y conmovedora contando muchos ejemplos y refiriendo numerosas anécdotas personales, más que nada de su apostolado en América, cosa que hacía a veces por humildad en tercera persona.

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Nació en Valencia, España, en 1526, y fue bautizado en exactamente la misma pila bautismal donde habían bautizado 175 añles antes a San Vicente Ferrer, el que era familiar de su padre. Tuvo el honor de que la ordenación sacerdotal se la confiriera beato Tomás de Villanueva.

• Cursó estudios eclesiásticos en la Capacitad de Teología de la Compañía de Jesús en Granada.
• Predicó a tribus sumamente salvajes que múltiples veces trataron de matarlo pero no lo consiguieron.
• Entonces, mientras que Jerónimo quedaba paralizado de espanto, fray Luis seguía impertérrito, y bendiciendo aquellas fieras con la señal de la cruz, las dejaba mansas y sin fiereza alguna, de modo que podían seguir adelante sin peligro.

Nació en el año 1526 en Valencia, España, desde niño mostraba un carácter noble, humilde y obediente, en el momento en que cumplió 16 años, procuró una primera oportunidad entrar al noviciado de Santurrón Domingo. Oración a la Virgen del Sendero para soliciar protección, suerte y abundancia.

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Ese extraño fulgor de su rostro, del que charlan los presentes, se hacía a veces claridad pasmante al festejar la eucaristía, o cuando venía de orar en el coro, o asimismo al regresar de sus fugas contemplativas entre los árboles de un monte próximo. Un día del Corpus, en Santa Ana de Albaida, estuvo arrodillado ante Cristo en la eucaristía desde el amanecer hasta la noche, fuera de un instante en que salió para tomar algo de alimento. Y poco después, a la edad de veintitrés años, caso muy poco recurrente, recibió el ascenso de maestro de novicios del convento de Valencia. La relevancia de aquel ministerio era clave, pues allí se forjaban los religiosos de la provincia dominicana de Aragón. Y recuérdese, por otro lado, que en esos años formaban el noviciado dominicano no solo los religiosos novicios, sino más bien todos y cada uno de los profesos todavía alumnos, que no habían sido ordenados curas.

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