Lo que usted Puede saber Acerca de Obras De Misericordia Espirituales en solo 10 minutos

2019-05-04

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obras de misericordia espirituales

Vas a ver lo grande de la necesidad y las muchas ocasiones para ayudar que tienes. Dejemos en claro que no se trata de acciones para dejar la conciencia tranquila, ni para calmar la culpa en el momento en que tenemos «bastante».La clemencia significa ser solidario con la miseria, con la necesidad del otro.Vivir el mal del otro tal y como si fuera nuestro.

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ALFONSO GARCÍA GARCÍALa iglesia desde su origen tiene instituida una secuencia de “Obras de Clemencia” que para todos y cada uno de los cristianos deberían ser una referencia de obligado cumplimiento. Las obras de clemencia en el cristianismo son catorce, divididas en 2 conjuntos, las corporales y las espirituales. Ningún otro santurrón ha entrado tanto en la memoria habitual como san Martín de Tours con el manto que partió y donó a un mendicante.

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Es verdad que podría tocarnos recibir a alguien en nuestra casa, por pura hospitalidad de amistad o familia. Pero asimismo en nuestra misma familia tenemos la posibilidad de recibir a alguien por alguna verídica necesidad. En épocas viejas, ofrecer posada al peregrino era prácticamente un acto de vida o muerte.

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No tiene que ver con aliviar lo físico sino también brindarles una compañía que alentará también el espíritu. Sepultarlos no significa olvidarlos, por el contrario, esta obra de misericordia corporal nos lleva a la obra de clemencia espiritual que nos invita a rezar por los vivos y los fallecidos. Al sepultarlos no debemos olvidar que es nuestro deber mantener sus sepulturas en buen estado, ya que en se contienen los restos fatales de esos que fueron Templo del Espíritu Santurrón. En esta época de pandemia mundial esta obra de misericordia cobra un fuerte concepto. Se trata de una auténtica atención, tanto en las pretensiones físicas, como hacerles compañía y rezar por los enfermos y jubilados. Un excelente ejemplo de la Sagrada Escritura es el de la Parábola del Buen Samaritano en el Evangelio de San Lucas.

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Hablamos de vencer la dureza de corazón ante las necesidades anatómicos y espirituales de los otros. Mensualmente, mediante la web de la fraternidad, se va a dar a entender la institución o instituciones seleccionadas para la obra de clemencia del mes. En este mes de junio, centrado en la contemplación de la obra «Conocer a los enfermos», la ayuda mensual se destinará a las Hermanas de la Cruz. Desgraciadamente he escuchado decir que no visitan a los enfermos pues es durísimo, por el hecho de que deprime. En este pensamiento se oculta un enorme favoritismo con lo que uno siente solamente.Conocer a un enfermo es un acto de verdadero amor. Más aún si hablamos de no solo visitarlos sino más bien cuidarlos y atenderlos.

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Hay tantas pretensiones, muchos dolores que con actos aun pequeños tenemos la posibilidad de aliviar un poco. Que Dios nos de la fortaleza, la generosidad y sabiduría para lograr arrancar el rumbo hacia esa distribución a el resto. En este Jubileo de la Misericordia, la Iglesia está llamada a sanar heridas, a aliviarlas con el óleo de la consolación, a vendarlas con la clemencia y con la solidaridad y la debida atención. No tenemos la posibilidad de caer en la indiferencia que humilla, en la práctica que anestesia el ánimo e impide descubrir la novedad, en el cinismo que destroza (Cf. MV, 15). Es decir, nos encontramos llamados a ser y hacer Hospitalidad Integral. Clemencia es la ley fundamental que habita en el corazón de cada individuo cuando mira con ojos francos al hermano que halla en el sendero de la vida (Cf. Misericordiae vultus , 2).

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Esta obra de misericordia asimismo se trata de contemplar una necesidad tan básica como el vestido. En esta época en que se ve que la necesidad es la de mudar de vestuario con cada temporada muchas veces no hacemos una auténtica obra de caridad sino que nos deshacemos de lo que nos sobra. No está mal necesariamente llevar a cabo eso, pero asimismo pongámonos a meditar que tenemos la posibilidad de ofrecer de lo que aún es útil, y poder así trabajar el desprendimiento y el cariño. Las proyectos de clemencia espirituales o el reto de ser misericordiosos, por Fernando Cordero, SS.CC.

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