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oracion al espiritu santo catolica
Y aunque haya pecado en esta vida nunca negó al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, sino continuó en la fe y adoró fielmente al Dios que hizo todas las cosas. Bendito Espíritu de Comprensión, alumbra mi mente, a fin de que conozca y ame las verdades de fe y las lleve a cabo verdadera vida de mi vida. Ven; Oh Bendito Espíritu de Piedad, toma posesión de mi corazón.
Beato Del Día
Esto se realiza mediante la participación en una rica vida sacramental y ritual, el aprecio por la tradición de la oración y espiritualidad católica y la participación en el plan pastoral de la Iglesia. Oh, Señor Jesucristo, que antes de ascender al cielo prometiste expedir al Espíritu Santurrón para llenar tu obra en las ánimas de tus Apóstoles y discípulos, dígnate concederme el mismo Espíritu Santo a fin de que perfeccione en mi alma la obra de tu gracia y de tu amor. Márcame, amado Señor, con la señal de tus verdaderos discípulos y anímame en todas y cada una de las cosas con tu Espíritu. Este don nunca será negado por el Todopoderoso, de ahí que, si deseamos amar y ser hijos de Dios, requerimos el Espíritu Santurrón en nosotros. Los términos designados en las sagradas escrituras para referirse al espíritu, son expresiones que describen el poder de Dios en su hacer, su espíritu santo.
Espíritu Santurrón, eterno Amor, Ven a con tus ardores, Ven, inflama nuestros corazones. Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
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4ª Procurar de una forma increíble la gloria de Dios, haciendo un trabajo cada día en llevar a cabo saber y amar al Santificador de las almas. , la consagración impecable y absoluta de todo mi ser, que os hago en este día para que les dignéis ser de ahora en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi Directivo, mi Luz, mi Guía, mi Fuerza, y todo el cariño de mi Corazón. La devoción al Espíritu Santurrón es de las más sublimes y preciosas entre todas las que puede entrenar el cristiano. Él es Dios, es el Santificador.
- Espíritu de sabiduría, que iluminas la mente y el corazón, orienta el camino de la ciencia y de la técnica al servicio de la vida, de la justicia y de la paz.
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Cristo ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros. Cristo, Padre celestial Ten piedad de . Dios hijo, Redentor de todo el mundo Espíritu Beato que vienes Del Padre y del Hijo Te alabamos y te bendecimos. Espíritu del Señor, Dios de Israel. Espíritu que tienes todo poder.
«En el momento en que os reunís, cada cual puede tener un salmo, una instrucción, una revelación, un alegato en lenguas, una interpretación; pero que todo sea para edificación» . El conjunto de oración en la Renovación Carismática se identifica por la fe expectante, o sea, una fe que espera firmemente que Dios efectuará lo que ha prometido. Con cierta frecuencia muchos «fieles» no aguardan ver realizadas las cosas que dicen creer. Su esencia, vivencia y peculiaridades fué definida por la Iglesia como un don del Espíritu para nuestro momento histórico, teniendo en cuenta un carisma de actualización de la gracia de Pentecostés. Al emprender este inconveniente, los profetas afirmaron que el espíritu de Dios vendría de nuevo, como lo hizo en el Génesis, en esta ocasión para editar el corazón humano y formar a la multitud para querer verdaderamente a Dios y a los demás.
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La fortaleza le da a la voluntad un impulso y energía que la mueve a hacer, sin dudarlo, las tareas más arduas, a enfrentar los riesgos, a estar por encima del respeto humano, y a aguantar sin quejarse el retardado martirio de la tribulación aún de una vida. El que persevere hasta el objetivo, ese se salvará. El don de Piedad provoca en nuestros corazones una filial afección por Dios como nuestro amorosísimo Padre. Nos inspira, por amor a , a amar y respetar a las personas y cosas a Él consagradas, así como aquellos que están envestidos con su autoridad, su Muy santa Madre y los Santurrones, la Iglesia y su cabeza visible, nuestros progenitores y superiores, este país y sus mandatarios. Quien está lleno del don de Piedad no halla la práctica de la religión como deber pesado sino como deleitante servicio. Donde hay amor no hay trabajo.